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Las miniguías de Albert. Panamá, mucho más que el Canal [II]
31 de Marzo de 2020

Publicado por Albert en América . 1 comentario

Viene de … Las miniguías de Albert. Panamá, mucho más que el Canal [I]

Nuestro siguiente destino fue el archipiélago de Guna Yala (archipiélago de San Blas) con sus 365 islas, es una zona remota pero con un encanto especial. Es uno de estos destinos “especiales” para los viajeros amantes de la aventura.

Los Guna son la etnia que habita en esta zona de Panamá y fue el primer pueblo indígena que adquirió los derechos sobre su territorio. En la actualidad la institución política fundamental del pueblo guna es la gran Casa del Congreso, Onmaked Nega , que funciona en cada comunidad y que constituye un centro consultivo, deliberativo y ejecutivo a la vez cívico y ceremonial. La Casa del Congreso es presidida pero no dominada por los Sailas, líderes de las comunidades.

 214.jpg © 2019 Albert Ferré
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Las miniguías de Albert. Panamá, mucho más que el Canal [I]
31 de Marzo de 2020

Publicado por Albert en América . 1 comentario

Panamá es de estos países que dejas pendientes hasta que con motivo de otro viaje por la zona, en nuestro caso fue a Colombia, aprovechas para visitarlo.

                    25.jpg  © 2019 Albert Ferré

Une el Océano Pacífico con el Atlántico por el Canal de Panamá, una de las mayores obras de ingeniería de la humanidad y por dónde circula gran parte de las mercaderías que se mueven por el mundo. 

Visité Ciudad de Panamá en el año 1986 por temas profesionales, la ciudad actual repleta de rascacielos no se parece en nada a aquella ciudad con pocos edificios altos y un casco antiguo algo deprimente. En aquel primer viaje no pude ni visitar el canal, por esto siempre me quedó la espinita de pasar unos días recorriendo el país, sobre todo para ir al archipiélago de San Blas. 

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Las miniguías de Albert. Madagascar, mucho más que baobabs y lémures [III]
29 de Marzo de 2020

Publicado por Albert en África . Añade un comentario

Viene de… Las miniguías de Albert. Madagascar, mucho más que baobabs y lémures [II] 

Morondava es una ciudad costera caótica con un mercado importante y poco más, nos alojamos en el Palissandre Cote Ouest. Las cabañas en la playa son muy cómodas, además, aunque llegamos bastante tarde nos pudimos dar un chapuzón en la piscina antes de una reparadora cena, al día siguiente tuvimos otra larga jornada de coche.  

Nos levantamos muy temprano y salimos dirección Bekopaka (PN des Tsingy de Bemaraha), mínimo 8h para hacer 220 km. Por primera vez pasamos por la archi fotografiada Avenida de los Baobabs y nos adentramos en un camino con grandes roderas y muy polvoriento, con las ventanas abiertas era todo un drama pero el paisaje se lo merecía. Durante estos días la pericia del conductor es fundamental. Nos detuvimos para visitar el PN Kirindy (ruta corta por la parte interior del parque de 2h). 

Reanudamos la ruta por la misma pista de tierra y cada vez las roderas eran mayores, hasta llegar al “embarcadero” para cruzar el río Tsiribihina. En época seca al estar el río con poco caudal el acceso a las barcazas de madera es toda una epopeya para los conductores. Después de 45 minutos navegando llegamos a la otra orilla al pueblo de Belo Sur Tsiribihina .

Es punto de parada obligatoria para todos los turistas que van a Bekopaka, primero para descansar y reponer fuerzas de la primera parte del agotador viaje y segundo para organizar el convoy de vehículos que deben ser custodiados por miembros del ejército.

 6.jpg       72.jpg   © 2018 Albert Ferré

Nos aseamos y devoramos un pollo con arroz exquisito con una fresca cerveza malgache THB, todo un lujo en este rincón del mundo. El Mad Zebu Restaurant es muy recomendable. Hay poco a visitar en sus calles polvorientas, el mercado y el mausoleo de los reyes Sakalava. En esta zona oeste de Madagascar habita la etnia Sakalava.

Después de un merecido descanso todos los vehículos con los distintos grupos de viajeros (ese día eran solo diez 4×4) nos concentraron a las afueras de la población para organizar la comitiva y registrar a personas y vehículos. Durante este tiempo pudimos jugar, saltar y bailar con las niñas y niños de la población. 

Organizada la comitiva, los soldados armados se reparten entre los distintos vehículos de turistas, reanudamos la marcha por la maltrecha pista. A mitad de camino hicimos una parada para descansar y reagrupar los vehículos. Finalmente llegamos a Bekopaka, pero antes tuvimos que subir a otro rudimentario transbordador para cruzar el río Mananbolo. 

En Bekopaka nos alojamos en el Lodge Olympe de Bemaraha. Hacia pocas semanas que tuvieron un importante incendio que destruyó por completo el restaurante, cocinas y algunas cabañas (aún se olía a quemado). A pesar de ello y de lo lejos que está de todo nos sirvieron las cenas y los desayunos, es de agradecer el esfuerzo.

Estuvimos dos noches alojados, el primer día realizamos un recorrido en canoa por el río Mananbolo para visitar algunas cuevas y de regreso hicimos una excursión por los pequeños Tsingy, pináculos de roca caliza. Como ya he comentado en alguna ocasión tengo problemas con las alturas “vértigo”, pero para los que no lo padezcan deben hacer el recorrido de los grandes Tsingy , es una gran experiencia para los más intrépidos.

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© 2018 Albert Ferré 

A la mañana siguiente iniciamos el viaje inverso a Morondava (8 horas), a las 10h se organizó la comitiva del ejército en el embarcadero de Bekopaka para acompañarnos hasta Belo Sur Tsiribihina. Llegados a este punto intermedio aprovechamos para almorzar y seguir viaje hasta la famosa avenida de los Baobabs. Después de realizar las fotografías pertinentes llegamos a nuestro alojamiento en la playa de Morondava a última hora de la tarde, tiempo para cenar e irse a dormir ya que a la mañana siguiente teníamos el vuelo a Tana. 

Cómo ocurre normalmente el vuelo iba con 4h. de retraso, es imprescindible confirmar los vuelos uno o dos días antes. Decidimos ir al aeropuerto y esperar para que nuestro conductor Damian pueda iniciar el viaje de regreso a Tana lo antes posible. Llegamos a Antananarivo a media tarde y decidimos ir a descansar al Hotel Carlton. 

Después de desayunar salimos dirección al PN de Andasive (140km, unas 3h), y nos alojamos en Vakona Forest Lodge. El lémur más grande Madagascar, el Indri , habita en esta zona. Se pueden realizar caminatas por el parque tanto de día como de noche, también se puede hacer algo de relax en las instalaciones del lodge. 

Hicimos una nueva caminata por el parque a primera hora de la mañana antes de regresar a Antananarivo . 

Para los que tengan más tiempo y quieran conocer el norte Nosy Be es un buen lugar para practicar deportes náuticos, otra opción es visitar la zona de Diego Suárez.

El último día del viaje visitamos la ciudad de Antananarivo, no hay mucho que ver pero destaca, el palacio real fortificado Rova en el alto de la colina. Se debe tener cierto cuidado si paseamos por las calles de la Alta Ville, es poco seguro si se va solo. En la parte baja podemos visitar el reformado edificio de la antigua estación de ferrocarril Soarano y el lago Anosy, la ciudad es un caos en todos los sentidos. 

Para comprar especies (vainilla, canela, cúrcuma, etc.) y chocolate, Pili Pili Dock y La Ferme de Morarano son dos buenos lugares. De camino al aeropuerto podemos pasar por el mercado artesanal de la Digue (cientos de tiendas una al lado de otra). 

       100.jpg © 2018 Albert Ferré 

Aquí termina nuestro viaje a esta isla continente.

 

Viaje realizado en octubre / noviembre 2018

Las miniguías de Albert. Madagascar, mucho más que baobabs y lémures [II]
29 de Marzo de 2020

Publicado por Albert en África . 2comentarios

Viene de … Las miniguías de Albert. Madagascar, mucho más que baobabs y lémures [I]

El primer trayecto fue de Ifaty a Isalo, una ruta de buenas carreteras y una duración de 4 horas (225 km). Si disponemos de tiempo en el camino podemos visitar el PN de Zombitse-Vohibasia (habitan los lémures Sifaka), las tumbas Mahafaly y el pueblo minero de Ilakaka (zafiros).

En l’Isalo nos alojamos en el complejo Le Jardin du Roy . Hay varios resorts integrados en el paisaje y hoteles más sencillos en la población de Ranohira, puerta de entrada al parque.

Después de realizar senderismo durante casi dos horas por los montes que rodean el hotel fuimos a ver la puesta de sol en la “Ventana de l’Isalo”, cuando llegamos allí nos sorprendió ver tal cantidad de coches y turistas.

El PN l’Isalo está situado en un macizo de arenisca jurásica y es una maravilla de los procesos evolutivos de la naturaleza, con un paisaje en algunos momentos sobrenaturales. En esta zona de Madagascar habitan los Bara, son pastores de rebaños de cebús.

 213.jpg        51.jpg   © 2018 Albert Ferré

Salimos muy temprano de nuestro hotel para realizar una excursión de 6h, hay varios recorridos para elegir algunos de varios días. Además de lémures y camaleones hay una vegetación endémica, como el diminuto baobab “pata de elefante” o el aloe de Isalo. Los paisajes son espectaculares, cañón de Namaza, miradores, la cascada de las ninfas, piscinas naturales (la blue y la noire ), etc. Un placer para la vista y los oídos, habitan más de 50 especies de aves.  

Para acceder al parque es obligatorio contratar una guía oficial (frente a la oficina de turismo). En el interior del parque hay una zona de picnic donde los propios guías preparan la comida si uno lo desea. 

Después de pasar dos noches en l’Isalo salimos dirección Fianarantsoa. En Ambalavao visitamos la fábrica de papel Antaimoro, además los miércoles se celebra el mayor mercado de cebús del país, todo un espectáculo. Otro punto interesante para visitar antes de llegar a Ambalavao es la Reserva de Anja.

La Reserva de Anja es un ejemplo de iniciativa privada, en 1995 un vecino convenció al resto de la comunidad de la necesidad de recuperar el bosque y proteger a los lémures de cola anillada. Cada vecino tiene su tarea y hoy en día se ha hecho imprescindible su visita. 

Fianarantsoa, es la segunda ciudad de Madagascar. Lo más interesante de visitar es la parte antigua de “Haute-Ville” con sus calles empinadas y casas antiguas que domina toda la ciudad, no vale mucho la pena. 

En esta zona de Madagascar habita la etnia de los betsileo, la tercera más importante de Madagascar. Los betsileo son famosos por sus técnicas del cultivo del arroz, logran hasta tres cosechas al año. 

También es el punto de partida para visitar el PN de Ranomafana que significa “agua caliente”, viven 12 especies de lémures, algunos como el de vientre rojo, los del frente rojo, o el dorado de bambú. Se pueden realizar excursiones por el parque con diferente grado de dificultad y duración y también hay baños termales. 

Otra opción es hacer el trayecto en tren FCE desde Fianarantsoa hasta Manakara en la costa este de la isla. Los trenes son muy antiguos y mal conservados, van a una velocidad de 20 km/h, la duración del trayecto depende, casi nunca salen en hora y el trayecto que se debe hacer en 12h puede llegar a las 24h. Es una gran experiencia y una buena forma que convivir con la población local.

Nuestro siguiente destino fue la población de Ambositra, nos alojamos en el Hotel Artisan. Es una población con un mercado callejero muy animado y muchas tiendas artesanales que venden trabajos en madera. En esta zona habita la etnia zafimaniry que son reconocidos artesanos de la madera. 

A la mañana siguiente realizamos una excursión por los pueblos zafimaniry famosos por los trabajos en madera con los que decoran sus casas. Se debe ir con una guía local, hay rutas de tres o cuatro días para visitar los pueblos más alejados como Sakaivo, Falairivo y Antetezandotra. Un día es poco pero vale la pena, la zona está en pleno corazón de Madagascar, veremos frecuentes terrazas y campos de arroz (es una de las zonas más importantes de producción de arroz, imprescindible en la dieta malgache), cebús arando, pequeños núcleos de casas de barro y muchos niños jugando en el barrizal.

 111.jpg          71.jpg  © 2018 Albert Ferré

 Es imprescindible disponer de un vehículo 4×4 pues los caminos están en muy mal estado y además se deben vadear ríos y algunos puentes están hechos con troncos. Realizamos una excursión de unas cuatro horas para visitar Ifasina y Antoetra pero la amenaza de lluvia nos hizo regresar antes (normalmente las lluvias son torrenciales). El único alojamiento en la zona es Sous le Soleil de mada, es muy sencillo pero está bien situado. 

Desde Ambositra nos dirigimos por buena carretera (RN7) a Antsirabe y nos alojamos en un hotel moderno el Plumeria Hotel. En toda esta zona de Madagascar hay muchos pousse-pousse (significa “empuja-empuja), es la versión malgache muy colorida y con nombres muy curiosos como ” García “” Air France ” del rickshaw de la India. En Esta Zona de las tierras altas habita la etnia Merina, una sociedad agrícola, basada en el cultivo de arroz. Es la principal región del mundo en la producción de vainilla.   

Famadihana es una tradición funeraria de las distintas etnias en Madagascar. También conocido como el regreso de la muerte, las personas traen los cuerpos de sus difuntos de las criptas familiares, envolviéndolos con mortajas nuevas para luego iniciar una procesión con música en vivo y bailes con los cadáveres alrededor de las tumbas. Muy parecida a las que se practica en la región Tana Toraja en Sulawesi (Indonesia). 

Desde esta ciudad se pueden realizar excursiones a pie y en bicicleta de montaña. La cercana población de Ambatolampy (a unos 40 minutos en coche desde Antsirabe), es famosa por la fabricación de utensilios de cocina y objetos de arte en aluminio. 

El siguiente trayecto fue de Antsirabe a Morondava, es un largo viaje de unas 8h y 484 km por carreteras en buen estado por lo general, con un buen conductor/mecánico como el que teníamos nosotros fue más llevadero. Tuvimos un reventón y también problemas con el aire acondicionado que pudimos solventar haciendo alguna chapuza. Pudimos almorzar y descansar en Miandrivazo, aproximadamente la mitad del camino.

Continuará …

Las miniguías de Albert. Madagascar, mucho más que baobabs y lémures [I]
27 de Marzo de 2020

Publicado por Albert en África . 1 comentario

Madagascar, es la cuarta isla más grande del mundo, sin contar Australia. Aunque está situada en el continente africano no se parece a ningún otro lugar de África, su catálogo de sorprendentes animales y plantas que han estado evolucionando de forma aislada desde hace más de 165 millones de años cuando se separó del continente, es fascinante, desde los acrobáticos lémures a los baobabs, fascinantes árboles que parecen gigantescas botellas.

          212.jpg © 2018 Albert Ferré

Un país que sorprende por lo inmenso que es y por la gran variedad de paisajes que uno va descubriendo durante la ruta. Es un viaje considerado “duro” por la gran cantidad de kilómetros que hay que realizar por rutas en mal estado, pero no se puede considerar un viaje difícil, además es económico.

Hay buenos alojamientos y la comida es sencilla pero excelente, tener cuidado con el picante aunque en la mayoría de los restaurantes la comida que preparan para los extranjeros no lo es.

Hay que evitar la época lluviosa (mediados de noviembre a marzo) pues muchas zonas se hacen impracticables y no se pueden visitar. La peor época es de diciembre a marzo ya que es temporada de monzones y ciclones especialmente afectan al este y norte de la isla. 

Desde España no hay vuelos directos, una opción es volar con Air France haciendo escala en París y luego ir directamente al aeropuerto internacional de Antananarivo.

Calcular entre 15 y 20 días para poder visitar las zonas más interesantes. La infraestructura de transportes es muy deficiente por lo que hay que contratar a un conductor para cada una de las zonas que queramos visitar.  Las rutas largas se pueden realizar en avión aunque la puntualidad brilla por su ausencia. Tsaradia, Air Madagascar, Madagasikara Airways son las compañías que operan en los vuelos internos.

Para organizar y planificar nuestro viaje contactamos con la agencia local Madagascar Tours and Travel Company (Lalaina Ratsimba – lalaina@mttc.biz). Ellos nos facilitaron un conductor/guía freelance con vehículo 4×4 (imprescindible) para toda la ruta terrestre (Damianth Ratianamiarana, email: rdamianth@gmail.com / Facebook: Damianth RATIANAMIARANA). Muestra experiencia fue  positiva y tanto si queremos que nos lo organice una agencia como si contactamos directamente con el conductor/guía estos son de total garantía. 

Los conductores/guías deben ser también mecánicos ya que es probable que durante la ruta se tenga algún percance mecánico.

                                          24.jpg  © 2018 Albert Ferré

Aunque el idioma oficial es el malgache uno puede utilizar el francés ya que hasta 1960 fue colonia. La moneda es el Ariary (MGA), hay que cambiar al llegar al aeropuerto pues después es más complicado, a excepción de las zonas muy turísticas. Las comidas, bebidas, etc. durante la ruta hay que pagar estos gastos en efectivo, las tarjetas son aceptadas solamente en los bancos de la capital y en los mejores hoteles (en algunos lugares realizan un cargo adicional del 4%). 

Es necesario obtener un Visado a la llegada al aeropuerto de Tana (diminutivo de Antananarivo) su coste es de Ar 140,000 (35 euros).

Nuestra primera noche la pasamos en el hotel San Cristóbal, cerca del aeropuerto de Tana, al día siguiente teníamos un vuelo a Tuléar (zona Sur) a primera hora.

A la llegada al aeropuerto de Tuléar (Toliara) nos dirigimos a nuestro alojamiento en Ifaty (Le Paradisier Hotel), una hora de trayecto por buena carretera. Las cabañas son muy cómodas y están frente al arrecife. Realizamos varias excursiones para conocer la zona y los pueblos de pescadores además de aclimatarnos y ver los primeros baobabs del sur. Tuléar es una población sucia y tiene poco interés, solamente la zona del mercado vale la pena. Si hemos elegido alojarnos en Anakao o Nosy Ve  deberemos tomar una lancha (+-1h) en el puerto de Tuléar, por carretera son unas 6h. 

Estuvimos en Ifaty 2 días, a última hora llegó procedente de Tana nuestro conductor/guía Damianth ya que a la mañana siguiente debíamos iniciar nuestro largo viaje.

Continuará…