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Las miniguías de Albert. Vietnam II
21 de Diciembre de 2007

Publicado por Albert en Asia , trackback

Viene de Las miniguías de Albert. Vietnam I

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Hué fue la capital política de Vietnam desde 1802 a 1945 y está bañada por el río del perfume. Entre sus numerosos monumentos sobresale la Ciudadela. Inició su construcción el emperador Gia Long en 1804, tiene un perímetro de unos 10 Kms y está rodeada de un amplio foso. En su interior hay numerosos palacios, pero estaban bastante derruidos en nuestra visita. Destaca la Torre de la bandera, los edificios de los mandarines, las nueve Urnas Dinásticas, el Museo Imperial, el Palacio de Thai Hoa, la puerta principal al recinto imperial Ngo Mon o el recinto de la Ciudad Prohibida Púrpura.

A la mañana siguiente paseamos por el mercado Dong Ba y seguidamente fuimos a visitar las Tumbas Imperiales de Khai Dinh y Tu Duc, que es un lugar tranquilo rodeado de pequeños lagos y bosques. De regreso a Hué hicimos un recorrido en barca por el río Huong Giang hasta la Pagoda Thien Mu, uno de los edificios más conocidos de Vietnam. Su torre octogonal de 21 metros de alto fue construida por el emperador Thieu Tri en 1844. Antes de viajar de vuelta a Hanoi visitamos el Templo Hon Chen famoso por el festival que se celebra en el mes de agosto.

Hanoi es una ciudad especial con numerosos lagos. En nuestro viaje curiosamente casi no vimos circular coches. Abundan los edificios de estilo francés y es recomendable pasear por las tranquilas calles del barrio antiguo repletas de tiendas o también por sus frondosos parques.

Hay que visitar la Pagoda de Chua Mot Cot construida por el emperador Ly Thay Tong, que parece una flor de loto y está construida en madera sobre un pilar de piedra. Otros lugares de interés son la Pagoda de Dien Huu, el Templo de la Literatura fundado en 1070 y que se dedicó a Confucio, el lago Hoan Kiem, en pleno centro de la ciudad y que tiene un islote con la pequeña Pagoda de la Tortuga, el Museo de Historia, el Museo y el Mausoleo de Ho Chi Minh.

VietnamSin olvidar el edificio de la Opera House y la Catedral de San José construida en 1886. En esta ciudad no hay que dejar de ir a ver un espectáculo de Marionetas de agua. Después de disfrutar de unos días en Hanoi iniciamos viaje hasta la bahía de Halong. Me imagino que ahora las carreteras están en mejores condiciones, pero cuando nosotros hicimos el viaje era un suplicio. Además los transbordadores estaban es un estado ruinoso. Recuerdo que almorzamos en la ciudad de Haipong y para los tres nos ofrecieron un plato de arroz blanco con una gamba. Supongo que en la actualidad las cosas son diferentes. En Haiphong hay que visitar la Pagoda de Du Hang y la casa comunitaria de Hang Kenh.

Navegar en un junco por el laberinto de islotes de la Bahía de Halong es toda una aventura, el paisaje es monumental. Hay más de 3.000 islas y el agua del mar es de un color esmeralda intenso. A menudo se acercan barcas de pescadores y ofrecen sus capturas. Lo curioso es que venden los peces, pero vivos. Se pueden realizar excursiones organizadas, pero lo mejor es contratar un junco para navegar por las zonas menos turísticas. Muchas de las islas tienen grandes grutas.

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Después de dos días en Halong regresamos a Hanoi y decidimos organizar un viaje hacía la zona montañosa del norte del país. Nos habían hablado de la tribu de los thai blancos y para allá que nos fuimos. A pesar que la infraestructura turística era mínima, logramos viajar a esta remota zona de Vietnam.

El viaje fue realmente pesado (más de 7 horas en coche) ya que la carretera en algunos tramos estaba en construcción, pero finalmente llegamos a un pequeño pueblo donde nos alojamos en casa de un antiguo alto mando del ejercito vietnamita que había luchado contra la ocupación francesa y contra los americanos. Tenia numerosas condecoraciones por lo que supongo no le costó mucho esfuerzo matar el pollo que nos ofreció para comer, a pesar que el animalito era algo raquítico y algo duro por cierto. Pero el “mini” muslo con el cuenco de arroz y el plátano nos pareció un manjar.

La gente es muy amable alegre y hospitalaria a pesar de las atrocidades que les ha tocado vivir a varias generaciones en este pequeño país del sudeste asiático. Les gusta que les expliques de dónde vienes, en nuestro caso les hacia gracia que viajáramos con nuestra hija y seguramente por este motivo tuvimos muchas atenciones.

Como curiosidad deciros que ha sido en Vietnam dónde he visto en persona a Santa Claus. Como siempre nos acompañaba nuestra hija, que entonces tenía 9 años recién cumplidos, llegamos a Ho Chi Minh City un 24 de diciembre, y después de pasear durante todo el día por la ciudad nos fuimos al hotel para descansar y prepararnos para la cena de Nochebuena.

El hotel era el mejor de la ciudad y no faltaba de nada. Como siempre que hemos viajado durante las vacaciones de Navidad llevamos con nosotros los regalos que abrimos la mañana del día 25, ya que en Cataluña hay el dicho “qui res estrena res val”, (quién nada estrena, nada vale). La sorpresa llegó cuando, después de cenar fuimos a nuestra habitación. Ariadna, nuestra hija, se acostó rápidamente y nosotros aprovechamos para poner todos los regalos.

Pero al rato llamaron a la puerta de la habitación y era un Santa Claus vietnamita que nos traía sus regalos. Imaginaros el susto que nos dio. Éste es uno de los viajes de los que tengo pocas fotografías, ya que en aquella época me dediqué a grabar en video los viajes que realizaba. Así que puede ser una buena excusa para volver a viajar a Vietnam…

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Viaje realizado entre diciembre 1995 y enero 1996

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