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Las miniguías de Albert. Irán I
27 de Julio de 2007

Publicado por Albert en Asia , trackback

IránAntes de meternos en harina deciros que la información que sigue a continuación es del año 2000, hace veinte años y con toda seguridad alguna parte puede ser algo diferente, además han habido cambios políticos que seguramente hacen bastante más complicado el viaje para un occidental.

Nuestro viaje se inició varios meses antes con los trámites burocráticos. Por cierto, hay que evitar que el pasaporte tenga visas de Israel. Para obtener el visado de entrada es necesario varias fotografías y las mujeres se las deberán hacer con la cabeza cubierta por un pañuelo, aunque no es necesario que sea negro. Hay que llevar la documentación a la Embajada de la República Islámica de Irán en Madrid. Nosotros la enviamos por mensajero y la recogimos por el mismo sistema. No es un trámite muy largo, pero os aconsejo realizarlo con tiempo para evitar sorpresas de último momento.

La indumentaria es uno de los puntos más complicados, especialmente para las mujeres. Los hombres ya no vamos de vacaciones con corbata, una prenda no utilizada en Irán. Para las mujeres lo mejor es ponerse un vestido negro sin mangas, que la falda sobrepase la rodilla, por debajo del vestido unos pantalones y la cabeza cubierta con un pañuelo…

En 2000, aceptaban las tarjetas Visa y MasterCard, pero no American Express. Se pueden utilizar en tiendas y en hoteles. También es bueno que llevéis euros en efectivo para evitaros algún día de aquellos que nadie ha cambiado y no te aceptan tarjetas.

Es un país seguro, a pesar que vivimos de cerca alguna mala experiencia. La gente es amable aunque intenta no relacionarse mucho con el viajero, a excepción de los vendedores de las tiendas. Te sientes observado más de lo deseado y, aunque no se ve el control, intuyo que saben que haces, a dónde vas y con quién hablas. Como nos gusta ir por nuestra cuenta y sin control estricto, le solicitamos a nuestra guía en Isfahan poder pasear por la ciudad solos y cuando regresamos al hotel la policía se había puesto en contacto con ella para recriminarle y advertirla que si ocurría otra vez le retiraban el carné de guía turístico.

La Guerra Irán-Irak (1980-1988) dejó más de 500.000 muertos solamente en Irán, y por ello detectas que hay una franja de edad con muchos menos hombres que mujeres. Irán es un país joven en el que más del 60% de la población tiene menos de 40 años.

Dicho esto y a pesar de todos los inconvenientes, que los hay, Irán es un país que hay que visitar.

Llegamos al aeropuerto de París Orly para realizar el enlace con el vuelo de Iran Air que nos debía llevar a Teherán. En la sala de espera nos encontramos con las primeras contradicciones. La mayoría eran familias iraníes de clase acomodada residentes en Francia que iban a pasar las navidades a su país de origen. Ninguna mujer llevaba el chador y la mayoría no llevaban la cabeza cubierta. Antes de aterrizar en Teherán todas las mujeres se cubrieron la cabeza con pañuelos. Supongo que hoy en día las cosas han cambiado a peor. Nosotros estuvimos en Irán en la época del presidente Khatami, un hombre que tenía una vocación más aperturista y que la juventud del país valoraba positivamente, o esto era lo que creímos.

A nuestra llegada al aeropuerto de Teherán nos vino a recoger nuestra guía, una mujer joven, menuda, que hablaba perfectamente español.

Tras instalarnos, visitamos el Museo de la Cerámica y del Vidrio, el Museo Saad Abad, el espectacular Museo Nacional de las Joyas y finalmente el Museo del Palacio donde vivió el último Sha. Impresionantes los inmensos salones y las botas de bronce, de tamaño descomunal que uno se encuentra a la entrada del palacio y que correspondían a una escultura gigante del Sha Mohammad Reza Pahlevi que lamentablemente la revolución Islámica destruyó.

Teherán está situada al pie de las montañas Alborz y por muchas calles baja el agua por canales.

Al día siguiente salimos en avión hacia Shiraz para visitar Persépolis, ciudad construida por Darío I en el año 512 a.c. y primera capital del Imperio Persa. El lugar es como un horno y hace un calor insoportable. Seguimos viaje por el desierto hasta Naghsh-e-Rostam,  dónde encontramos las tumbas excavadas en la roca de Dario I, Darío II y Xerxes I. Antes de regresar al hotel nos tomamos, en una casa de té excavada en la roca, un refrescante chai (té). En Shiraz hay que hacer una parada obligada en la ciudadela de Karim Khan.

Irán

Continuará…

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